lunes, 6 de junio de 2011

Microrrelatos

Historias de Nerea y Bárbara
- Al entrar en aquel autobús, me llegó de repente un fuerte olor a pies. Procedía de Carolina que estaba en primera fila. Ella escuchaba que todo el mundo se quejaba por aquel grandísimo olor a pies. Ella sabía perfectamente que aquel olor de pies era de ella, pero ella agachaba la cabeza y se callaba, hasta que llegó un hombre y tuvo el valor de decirle a Carolina que por favor se lavara los pies y ella se puso tan colorada que parecía un tomate.

- Las luces parpadeaban en la discoteca con colores diferentes. La música sonaba muy fuerte, hasta el punto de quejarse los vecinos de el barrio de enfrente. Aquella noche de sábado, los vecinos a las 5 y media de la madrugada no podían más, y llamaron a la policía. La policía, ya sabía de que se trataba, de una discoteca llamada Pandoras' donde había toda clase de personas dentro: jovénes, adultos, borrachos, drogadictos, etc.
Aquella noche fue desastrosa para todos.
- La calle estaba desierta. En la lejanía asomaban los focos de un gran vehículo que se acercaba a toda velocidad, cuando nos dimos cuenta que no era un coche normal, que era la policía. Llegaron al final de la calle y se pararon, era la causa de una pelea que había en la otra calle, y pararon el coche allí para que no se dieran cuenta que había llegado la policía. La policía intervino en la pelea, y se llevaron a los heridos al hospital.
-EL puesto del pescado del mercado estaba abarrotado. Una gran cola esperaba su turno con impaciencia para que llegara su turno. Un hombre llamado Benito, que era el último de la fila, se coló y se puso el tercero, todo el mundo se quejaba y el se puso histérico y peleó con todo el mundo, aunque se puso como un TOMATE. Cuando llegó su turno solo compró un kilo de acedías para comer con su novia Carolia, en el piso que tenía alquilado.
- La clase estaba abarrotada. Manolito tiraba aviones de papel de fabricación propía. Juan tiraba bolas de papel, a la maestra de matemáticas, Jesús tiraba cerbatanas y todo 3ºE tenía a la pobre maestra loca. Aquella pobre maestra no sabía lo que hacer, si gritar, llorar, o sentarse y no explicar, quizás ninguna de esas ideas podrían ser útiles para aquellos revoltosos alumnos.

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