Cuando Zeus se enamora
nadie puede impedir que conquiste a la doncella. Se enamoró de una muchacha que
se llamaba Dánae, que estaba encerrada en una torre por su padre Acrisio
de Argos, para que Dánae no tuviera hijos porque le habían dicho que moriría en
manos de su nieto. Pero Zeus logró entrar en la celda de Dánae sin que nadie se
diese cuenta. Se convirtió en una extraña lluvia de oro para rozar la piel y
así poder abrazarla. Nueve meses después, Dánae dio a luz a su hijo. Entonces
Acriso pensó que tenía que mata Perseo, su nieto, para no morir él, pero no se
atrevía a hacerlo con sus propias manos. Entonces metió a Dánae y a Perseo en
un cajón y los arrojó al mar.
Después de un tiempo unos
pescadores los llevaron ante el rey y el rey los acogió en su reino. Perseo
creció y Polidectes empezó a dudar de él y decidió matarlo, pero no se atrevía
a hacerlo con sus propias manos y lo mandó a hacer una misión de gran riesgo.
Le tenía que entregar la cabeza de Medusa. Perseo aceptó y los dioses le dieron
"armas" para que le ayudaran en su misión. Perseo se acerco a Medusa
sin mirarla y con la hoz le cortó la cabeza de golpe, la metió en un saco y se
la llevó. De camino a casa vio a una muchacha que estaba atada a una isla. Se
acercó y la muchacha le contó que era un castigo y que un monstruo la iba a
devorar. Entonces Perseo espero a que llegase la bestia para matarla. Ella le
dijo que no iba a tener suficiente fuerza y él le dijo que donde no llegase su
fuerza llegaría su astucia. Y así fue, Perseo no conseguía derrotar al monstruo
pero se le ocurrió una idea, cogió la cabeza de Medusa y la puso frente a la
bestia y rápidamente la bestia se hizo piedra y se hundió en el mar.
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