En Tracia vivía un famoso cantor llamado Orfeo. Tenía una voz clara como el
cristal y dulce como la miel. Una vez, durante un viaje por el mar, cuando la
tormenta amenazaba con hundir el barco, Orfeo comenzó a cantar y su voz aplacó en el acto la furia terrible
del viento y de las olas.
Orfeo se enamoró de Eurídice, una ninfa bellísima que vivía en uno de los
bosques de Tracia. La quería con locura y se casó con ella con el
convencimiento de que seguirían juntos hasta la vejez. Por desgracia, el
mismo día de la boda, murió Eurídice.
Orfeo intentó recuperarla del reino de los muertos. Prefería arriesgarse a
morir, antes que vivir lejos de Eurídice. Entró en una cueva donde
habitan los muertos. Descendió sin descanso a través de oscuras sendas abiertas
entre rocas, y al fin llegó a las orillas del río Aqueronte. Allí vivía el
sobrino Caronte era muy antipático, y nunca hablaba con nadie, pero cuando vio
a Orfeo no pudo quedarse callado. ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? ¿Es
que no sabes que los vivos no podéis acercaros a estas tierras? Le respondió
con una canción. Orfeo pudo llegar ante Hades, el rey del más allá. También le
cantó para él. Le dijo que se podía llevar a su esposa. Pero tenía que
cumplir una condición.
No la cumplió y perdió a Eurídice por segunda vez. Orfeo fue haciéndose
viejo y llegó la hora de su muerte. Los
ruiseñores se reúnen desde entonces a cantar. Pero Orfeo no puede oírlos, pero
no le importa, porque ahora es feliz: está a la orilla de los muertos, junto a
Eurídice y ya no tiene miedo de perderla.
Que bonito (:
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